Desde siempre ha existido un miedo al vacío. El vacío es un
encontrarse con uno mismo porque es ahí donde radican todas nuestras preguntas
existenciales ¿Para qué vivimos? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Son preguntas
que están impulsadas para encontrar un significado de la vida y sobre todo inducidas
por el miedo a la muerte, a lo desconocido después de la vida.
Al querer encontrar respuestas aparecen las religiones como
medio para encontrar significado a la vida y para todo lo que venga después.
Las religiones te permiten creer en una divinidad que le da sentido a la
existencia de tu vida acá y que será recompensada o castigada posterior a esta.
Otra forma de encontrar sentido a la vida es por medio de los sueños, de los anhelos
que uno tenga y que busca a lo largo de su vida, esa meta es lo que da sentido
a toda su lucha por alcanzarlos, es decir a su vida. O el hecho de tener una
familia y el querer que tengan una buena vida hace que tu vida tome un sentido
porque nuevamente hay algo externo que conseguir.
Pero ahora somos una civilización que ya no se pregunta por
las preguntas existenciales porque su temor al vacío se ve ocultado por todos los
estímulos externos. El miedo al vacío siempre ha existido y siempre se a huido
de él y hoy existen muchos medios para no enfrentarlo. Desde el hecho que hay
un terrible miedo al silencio, al aburrimiento, al no saber que hacer que hacer
que aparatos y las necesidades que nos crean toman como elementos esenciales
para la vida. El tener que llegar a tu casa y prender la computadora abrir
varias ventanas, poner música y hablar con muchas personas a la vez. El estar
en un micro y tener que ponerse lo audífonos. Que los programas de televisión
no te hagan pensar mucho y sean de una digestión intelectual rápida. Todo lo
que sea chisme se venda rápido y en gran cantidad. Que el éxito del artista
este representado por su fama y no por su calidad, es más hacerte “artista” por
un escándalo que por un trabajo de años. La necesidad de que todo sea inmediato
la información, las fotos, los blackberry. El miedo a relacionarse con las
personas, el facebook te permite tener 800 amigos pero conocer realmente
personas por este medio puede lograrse pero resulta complicado porque no existe
ningún medio de conexión que supere a la relación cara a cara. No es de extrañarse
que en una reunión para conversar muchas de las personas estén tan pendientes
de la conversación con la otra persona como la de su Smartphone. El éxito que
nos vende que toda persona tiene que conseguir dinero para ser alguien. La
tontería de la felicidad prefabricada. Que todo esté diseñado para el
entretenimiento sea como sea, no está mal entretenerse el problema está cuando
el entretenimiento se convierte en el fin último.
Ya no nos preguntamos porque vivimos. Porque hacemos lo que
hacemos, que siempre tiene que ser feliz, pero no una felicidad prefabricada,
sino una verdadera felicidad que llene huecos interiores y nos haga plenos con
un vida llena de significados.
Sería bueno apagar los celulares, y escuchar el silencio,
escuchar el vacío, por lo menos de vez en cuando.
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