
Por alguna razón, que no nunca sabre bien cual es, todos nos prometemos infinidad de cosas que nunca cumpliremos, y en alguna parte de nosotros sabemos cuando prometemos que no las vamos a cumplir.
No se cuantas veces he prometido que voy a dejar de fumar, que quiero jugar futbol y voy a recuperar el físico que tenía cuando estaba en el colegio. Esta promesa es de lunes, siempre a partir del lunes dejaré de fumar. Un montón de veces he visto películas donde veo a los personajes que tienen una personalidad que admiro y me digo “así debería ser yo”, y hago una promesa interna de ser como ellos. Los imito por una hora y mi forma de ser me gana y termino siendo yo de nuevo. Cuando era chico, cada vez que mi hermana me molestaba, me prometía que cuando sea grande me iría de la casa, ahora que soy grande, sigo viviendo con mi madre y no creo que salga a buscar alquilar algún departamento chiquito en alguna parte de Lima, estoy muy desordenado pero muy feliz acá en mi casa. El día que me compré mi guitarra me prometí arduamente que aprendería a tocarla, y que sería de los mejores y porqué no el mejor. Ya casi diez años después y después de varios intentos de aprendizaje, bastantes en realidad, se tocar a la justas los mismos rasgueos del principio, dos punteos y tengo que pedirle a mi amigo de la vuelta de mi casa a que me ayude afinar la guitarra, y cuando me doy cuenta que está desafinada es cuando ya el sonido es realmente desastroso. Tuve mi cámara de fotos y me prometí que tomaría grandes fotos… Todos los principios de ciclo me prometo que este será mi mejor ciclo en la universidad, basta esperar hasta la primera tarea para darme cuenta que es otra promesa que no voy a realizar.
Cuantas promesas habrán del estilo “voy a ir al gimnasio todas las mañanas”, o también de “voy hacer dieta”, esta también es promesa de lunes, “a partir de el LUNES comienzo mi dieta”. ¡JA! ¿Cómo no también las promesas de enamorados? Mi amor te prometo que no lo vuelvo hacer, te prometo gorda que no me vuelvo a olvidar el día que cumplimos otro mes. Y claro las típicas, te prometo que voy a llegar temprano, créeme mañana te pago, la próxima vez que la vea le caigo, termino mi cerveza y le habló, mañana me levanto temprano y termino mi trabajo, o también “cuándo den comerciales me pongo estudiar”, entre muchas más. En algún momento todos hemos hecho una promesa de que para mañana o para la próxima semana está fijo, sin mayor espera, lo que debió estar para hoy.
Las promesas en su gran mayoría son unas pequeñas mentiritas que hacemos para vernos en mejores situaciones. Las promesas son palabras o pensamientos que nos hacemos nosotros mismos y que sí queremos realizar, a menos que seas un gran mentiroso contigo mismo, pero son tan frágiles y fugaces como las cosas que deseamos. Así como la promesa que hice de no rebelar mi blog a las personas de mi entorno porque es una escusa para escribir, y me veo comentándolo entre mis amigos y recomendándoles, casi rogándoles, que lo lean. Me he prometido escribir cada quince días un post, yo quiero que sea así, pero será las quincenas quienes dirán si es así.
Lo prometido es deuda. Las deudas se pagan…o se olvidan.
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